Quería empezar este blog recordando lo duro que es comenzar un nuevo proyecto web. Uno, es un aficionadillo, que hace las cosas por aprender pero que también tiene su ‘corazoncito’ por lo que espera algún reconocimiento por su trabajo (sobre todo reconocimiento económico jeje) Evidentemente, lo que se suele conseguir es echar numerosas horas delante del ordenador y alguna visita ocasional de algún cibernauta perdido.
Critícame, es una página que empezó siendo una web para votar películas pero que nunca llegó a conseguir una audiencia muy elevada. Aunque algún usuario fuera asiduo de ella y ocasionalmente colaborara, con el tiempo, fueron abandonándola por otras (webs) más jóvenes y prometedoras.
Ese fue el momento en el que descubrí que sin promoción no hay visitas, por lo que pasé a dar de alta la página en todos los buscadores que encontraba (por aquellos tiempos Yahoo era el líder) Con eso, conseguí un fondo de visitas constante que sospechaba se trataba de las arañas de los buscadores (pero por lo menos podía presumir de tener 20 visitas al día)
Critícame fue rediseñada para poder votar libros y música, con lo que el número de visitas aumentó exactamente en cero… No obstante, la explosión de popularidad llegó el día que se introdujo la sección Famosas sin Maquillaje; ese mes las visitas aumentaron exponenciálmente.Éste es uno de los desengaños de todo desarrollador web aficionado: creador y público casi nunca comparten los mismos gustos. De esta máxima se puede inferir que o bien te dedicas a crear la infraestructura o bien te dedicas a crear el contenido. Hacer ambas cosas simultáneamente no suelen ser ni productivo ni alentador.
De nuevo en la red global, Google empezaba a dominar el mercado de los buscadores y se hizo célebre la frase de ‘Si no estás en Google, no existes’ así que había que darse de alta en el conocido buscador (http://www.google.es/addurl/?hl=es&continue=/addurl)
Después de un tiempo (entre el momento del registro y el alta real pasa más de un mes) las visitas aumentaron ligeramente pero, claro, aparecer en la página 240 de resultados no es como para tirar cohetes.
Aun así, la página de Famosas sin Maquillaje siguió su escalada de visitas, ¡Incluso la gente colaboraba!, aunque todo sea dicho, principalmente para insultarse unos a otros…
En fin, que era el momento de usar Google Ads. Esta idea era el santo grial de todo desarrollador web: Ganar dinero con la publicidad. En el pleistoceno de la telaraña global ya existía algo parecido, pero tenía dos problemas principales. El primero de ellos era que casi todos los anuncios eran de contenido pornográfico, cosa que que solían distraer al despistado navegante que había acabado naufragando en tu página web; el segundo problema era bastante peor: no pagaban nunca.
Así que después de entregar todos tus datos bancarios a Google, al llegar a, creo que eran, 40 dolares mediante clics a sus anunciantes, prometían enviar un cheque a tu cuenta bancaria.
No diré lo difícil que es hacer que un navegante haga clic (voluntariamente) en un enlace sobre el Aloe vera y las Hemorroides, pero bueno, es posible hacer un puñado de dolares virtuales poco a poco y con mucha paciencia. Misteriosamente al aproximarse al límite para cobrar, Google decidió que la frontera eran ahora 100$… El santo grial una vez más se esfumaba entre las tinieblas de la noche (adiós a la esperanza de pagarse el hosting en PowWeb)
En fin, otro día contaré lo del hosting.
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